jueves, 28 de febrero de 2013

COMER RÁPIDO ENGORDA




COMER RÁPIDO ENGORDA

L.N. Bárbara Juárez Torres

Suena a algo que nuestra mamá nos dice, pero esto tiene mucha verdad; cuando una persona come muy rápido, las hormonas que brindan sensación de saciedad no se liberan a tiempo y, por ende, hay necesidad de ingerir más comida. Por eso es que comer rápido se vincula con comer más y así engorda la persona.
 

La sensación de saciedad hace que no comamos en exceso. Cuando llega al estómago nos sentimos saciados y dejamos de comer. El problema es que tarda en llegar, de forma que si comemos muy rápido es probable que comamos en exceso y engordemos. 
Y además puede sentarnos mal, pues podemos tener molestias digestivas.


                                                                                                              

El experimento
Un estudio reciente realizado por científicos de la Universidad de Atenas, comer rápido, en comparación con hacerlo lentamente, reduce en el intestino la segregación de unas hormonas que provocan la sensación de estar “lleno”. La reducción de la segregación de dichas hormonas induciría, por tanto, a comer en exceso.


Una serie de individuos tomaron cantidades idénticas de un mismo helado, pero a diferentes velocidades. Los científicos tomaron después muestras de sangre de todos los participantes en la prueba, descubriendo que aquéllos que comieron más despacio presentaban concentraciones más altas de reductores intestinales del apetito.
Por lo anterior, hay que tener muy claro que comer demasiado rápido puede ser una causa de obesidad o sobrepeso. Y por esa razón, hay que intentar evitarlo por todos los medios.
Las causas de comer rápido pueden ser muchas: tal vez lo hagamos de forma inconsciente, o en realidad tenemos poco tiempo, o quizá nos organizamos mal o dedicamos a otras cosas el tiempo disponible para comer: preparar la comida, descansar, ir al gimnasio...
En todo caso, debemos reaccionar y, una vez aceptado que comemos demasiado deprisa, poner las medidas necesarias para evitarlo. Tal vez tengamos que pagar un cierto precio por ello, ya sea levantándonos más temprano para desayunar, dejar a un lado la computadora o televisión a la hora de la comida, cambiar el tipo de música… etc. Haciendo cambios, seguro salimos ganando por la mejora de nuestra imagen y, sobre todo, nuestra salud.


Cuéntanos
¿Cuánto tiempo te tomas para comer?







 
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